Así, en voz baja, quedo, amada mía,
es la lengua feliz de los amores:
cuando amanece el día,
se saludan las auras y las flores
así, en voz baja, quedo, amada mía.
¡Visión divina, mi adorada Musa,
mi Angel que reverencio!
Si la lengua rehusa
deshahogar la pasión, débil, confusa,
¡nuestras almas dialogan en silencio,
Visión divina, mi adorada Musa!
viernes, 7 de agosto de 2009
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